Aerúfugos: Criaturas formadas por la ambición de la que se liberan las almas de las personas cuando mueren. No tienen una forma definida, se materializan mediante cualquier tipo de partículas que se encuentren en el lugar que habitan. Su tamaño varía y su forma indefinida posee cuatro extremidades deformadas, dos superiores y dos inferiores. Sus ojos abarcan casi toda su superficie frontal y tienen aspecto liso, sin pupila y del mismo color que el de las partículas de las que estén formados. Sus párpados se desmoronan al cerrarse y abrirse. Caminan con torpeza, pero pueden atacar a sus víctimas con movimientos repentinos y bruscos. Al desplazarse, las partículas de su cuerpo caen y toman otras del suelo, por lo que los miembros de una manada comparten la materia de la que se forman en un momento determinado. Suelen encontrarse en grupos numerosos en cuevas o sitios oscuros. Actúan solo por el instinto de la ambición, por lo que intentan robar artefactos que representen algún valor para sus víctimas.
Asfikzos: Reptiles de color verde azulado que miden cerca de medio paso vertical. Poseen solo patas traseras, aplastadas y membranosas, además de una cola que parece triplicar la longitud de su cuerpo. Dan impulsivos saltos de varios palmos a elevadas velocidades. Cuentan con dos lenguas que se bifurcan en sus puntas y que se mueven de forma independiente. Cuentan con brillantes, redondos y diminutos ojos negros. Su cabeza parece un ovalo rechoncho e inclinado hacia abajo. Poseen una pequeña cresta y un par de orejas puntiagudas. No tienen dientes. Su nariz consiste en dos delgadas rendijas. Cuando caminan, su extensa cola ofrece la apariencia de una delgada serpiente que se desplaza revoloteando. Suelen deambular durante las noches.
Dipuravuos: Criaturas de naturaleza maligna. Tienen un abdomen enjuto que, al igual que el resto de su cuerpo, está cubierto por una coraza negra de apariencia dura. Sus extremidades tienen la forma de los huesos que se encuentran dentro de las extremidades humanas. Las superiores finalizan en tres garras y las inferiores finalizan en tres pezuñas. Tienen la cabeza casi ovalada y cuentan con un rostro liso, como si llevaran puesta una máscara que solo deja ver dos grietas verticales por las que se asoma su refulgente mirada roja. Evocan en sus víctimas ilusiones perturbadoras que llegan a parecer reales.
Invulkros: Criaturas elementales con aspecto de silueta humanoide sumamente luminosa. Su resplandor encandila a quienes les sostienen la mirada. Casi todos se encuentran adiestrados y al servicio de los oxilegios, ya que son útiles para aprisionar a aquellos que son condenados.
Kutzagios: Aves que alcanzan entre diez y quince palmos de altura. En lugar de plumas, poseen abundantes melenas de pelo fino y lacio, que caen hasta la mitad de sus alargadas patas. Cada uno tiene un estilo particular en la melena de su cabeza. Los ejemplares domesticados usan lapidisorvas plateadas con forma de brazalete sobre sus patas. Cuando son adiestrados, se utilizan para viajes aéreos.
Ostras salvajes del Mar Malkímifor: Ostras de color rojizo. Se utilizan para proteger asentamientos acuíferos de poca extensión.
Périthiols: Animales que, aunque cuentan con el aspecto regular de cualquier ejemplar de su especie, poseen energía elemental despierta y, por lo tanto, diversas habilidades. Si son adiestrados por humanos, desarrollan una lealtad permanente. Según se cree, son ellos quienes eligen a sus amos y, cuando esto sucede, su vida pasa a extenderse tanto como la de ellos, a menos que algo externo cause su muerte. Debido a esto, pueden llegar a vivir mucho más que los animales ordinarios o los périthiols salvajes. Una estrategia común para identificarlos es encontrar animales en hábitats que no son naturales para ellos, ya que son capaces de adaptarse a múltiples entornos.
Piupués: Reptiles con un cuerpo similar al de un sapo, pero sin extremidades. Se arrastran para desplazarse y poseen una cola de hasta tres palmos, por lo que dan la impresión de llevar la mitad de una serpiente pegada a su parte trasera. Se depositan en el fondo de los retretes, ya que se alimentan de todo tipo de desechos. Son útiles para la limpieza, ya que, en lugar de generar desechos sólidos, se liberan de lo que ingieren mediante un vapor que brota de su piel.
Pontágiros: Serpientes marinas de enormes dimensiones. Tienen una cabeza ovalada y dos finos cuernos blanquecinos. Sus ojos son completamente blancos. Poseen una alargada, gruesa y puntiaguda protuberancia sobre su cola. Cuentan con una amplia mandíbula y una boca repleta de colmillos. Su lengua es bifurcada. Es muy difícil adiestrarlos, pero, cuando se logra hacerlo, se utilizan para viajes marítimos.
Sahevros: Criaturas de naturaleza maligna. Su aspecto es humanoide y regordete. De su cabeza salen múltiples lianas babosas, que ofrecen la impresión de ser cabello. Suelen vestirse con harapos. Sus dedos huesudos culminan en uñas largas y maltrechas. Su pálida, verdosa y corrugada piel está repleta de cicatrices. Sus ojos son brillantes, completamente negros y del tamaño de una pomúmora madura. Su achatada nariz se extiende casi de lado a lado sobre su rostro redondo, sus flácidas orejas apenas se asoman en medio de las lianas y su enorme boca casi no tiene labios. Sus dientes son putrefactos y filosos. Su lengua es puntiaguda y parece estar en carne viva. Están formados por la crueldad de la que se liberan las almas de las personas cuando mueren. Hay pocos en el mundo, ya que, en lugar de generar nuevos sahevros, la crueldad liberada alimenta a los que ya existen y los hace más poderosos.
Volovestios: Périthiols con aspecto de criaturas voladoras. Se parecen a los insectos comunes, pero cuentan con dimensiones gigantescas. Las hembras se reconocen porque tienen lunares.